La representación del sueño

Los sueños son comunes a todos. Al menos no se ha sabido de alguien que no haya soñado. La idea del sueño ha generado o ha sido tema de una infinidad de películas, cuentos, estudios, obras plásticas, etc. Pero particularmente en el arte se puede encontrar una diversidad de representaciones distintas acerca del sueño. Podemos encontrar pinturas que sólo representen al soñador o podemos verlo envuelto en un bello y magnífico sueño. En otras tantas podemos encontrar el sueño mismo o tal vez una pesadilla, ya que no siempre soñamos cosas lindas. Sin embargo, parece ser que las representaciones, en su mayoría, se limitan a representar al soñador. Cuando contemplamos, por ejemplo, El sueño de la felicidad (1819) de Pierre-Paul Prud’hon o La pesadilla (1781) de Johann Heinrich Füssli, ambas obras representan al soñador pero cada uno con un sueño distinto. Sin fijarse mucho en lo que sueñan, ambas obras están rodeadas de detalles que informan al espectador qué es lo que puede estar soñando, más no se muestra el sueño mismo. No obstante, los sueños no son ajenos a nuestro conocimiento ni al de ningún artista. Todos hemos soñado, sin lugar a dudas, por lo que no habría la necesidad de exigir más obras plásticas sobre el sueño mismo. Sin embargo ¿podría realizarse una obra distinta a este esquema del sueño? Podemos remitirnos a nuestros sueños, realidad la hay pero la incoherencia ¡abunda! La incoherencia o la anormalidad parece ser una particularidad que caracteriza de modo sobresaliente nuestros sueños. Entonces ¿es posible plasmar la incoherencia del sueño en una obra plástica o cualquier obra de arte?

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Alma Isabel Reyna Flores