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En los comienzos del psicoanálisis, Freud se encuentra tempranamente ante una situación: sus pacientes le relatan escenas de abuso sexual que tuvieron lugar en su infancia. Esto llevó a postular al joven vienés una teoría de la histeria fundada en un abuso, seducción, violación, por parte de un adulto hacia un menor indefenso. Posteriormente Freud descubre que sus pacientes le “mienten”. En las cartas que le escribe a su amigo Fliess, el padre del psicoanálisis un tanto decepcionado y en contra del edificio psicoanalítico que ha construido, reconoce que las escenas de seducción y violación que sus histéricas le narraban habían sido fantaseadas. Pero aquí no se termina la historia del psicoanálisis, por lo contrario, podemos decir que aquí comienza el psicoanálisis como disciplina propiamente dicho. Freud concluye que la verdad que opera –inconcientemente- en la histeria, es una fantasía, una ficción. El hecho de que una historia no haya sido cierta, no quiere decir que no sea verdad. La verdad para Freud, tiene estructura de ficción. Cómo no recordar a Nietzsche cuando en Sobre verdad y mentira en sentido extramoral, nos dice que la verdad no es más que un conjunto de metáforas y metonimias en movimiento.
En Ninfas de Georgio Agamben, las fantasías son esos espectros que esclavizan a los hombres y de los que siempre es preciso liberarlos…y es verdad,  Freud estaría de acuerdo con esto, los sujetos, desde la perspectiva freudiana, somos constantemente acosados por nuestras fantasías, pero son el fundamento de nuestra vida misma, de tal forma que cuando nos liberamos de una fantasía, inmediatamente otra es la fantasía que soporta nuestro sentido de realidad, pues de no ser así, lo terrible de eso que Lacan denominó como Real -aquello que el sujeto no puede simbolizar- irrumpiría haciendo que los sujetos sufrieran una pérdida de realidad.
 En un capítulo de The pink panther show, la simpática pantera al no encontrar alimento en un bote de basura, decide comerse el espacio en el que se encuentra, lo curioso es que lo que se revela detrás de ella es aún más espacio. De la misma forma, si nosotros nos liberamos de las fantasías que nos constituyen, lo que se revelaría detrás de nosotros serían otras fantasías, pues ellas son las encargadas de mediar nuestras relaciones culturales.

En siguientes publicaciones trataremos de esbozar y de dar ejemplos concretos de cómo es que estas fantasías,  no sólo tienen un carácter «privado», sino también colectivo y actúan en todos los ámbitos de nuestra vida.